domingo, 27 de febrero de 2011

TERCER ASPECTO: AMOR

Dios es AMOR. No es que Dios sea amoroso sino que es el Amor en sí, y probablemente sería verdad decir que, de todos los Siete Aspectos Principales, éste es el que más importa que practiquemos. No hay condición alguna que el suficiente Amor no pueda curar, y allí donde hay bien no será difícil desarrollar el suficiente sentido de Amor para propósitos de curación. Toda la Biblia trata de la naturaleza de Dios, y al desarrollarse las Escrituras, la idea de Dios se hace más y más clara hasta que, hacia el final dice: "Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”, y más alto que esto no podemos ir. El mismo Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

El Amor Divino nunca falla, pero lo importante es caer en la cuenta de que el Amor Divino tiene que estar en tu propio corazón, y que no puede operar desde afuera —como quien dice. Si en tu corazón tuvieras el suficiente Amor Divino para todo el mundo, podrías curar a otros con pronunciar la Palabra tan sólo una vez; y en muchos casos tu mera presencia traería la curación sin que hubieras realizado ningún esfuerzo en particular. Por supuesto que, para cuando hubieras llegado a este estadio, ya te habrías desecho de toda crítica y condenación. Nunca, ni por un instante, deberás desear que alguien sea castigado o pensar que "se lo merece". Esto no quiere decir que condones el mal en forma alguna pero, en todo caso, deberías condenar el mal y no al que mal actúa. SÍ un bebé pequeño es una plaga o quizás rompe un objeto valioso, puede que te duela el acto pero no por eso odias al bebé. Igualmente, al tratar con criminales y otros delincuentes deberíamos, en lo que ellos se refiere, tomar los pasos prudentes —como encerrarlos en prisiones humanitarias tanto para su propio bien como para el de la sociedad— pero sin odio. Un ladrón debe, por ejemplo, ser detenido no sólo para evitar que sus víctimas sean robadas sino por su propio bien, para evitar que su carrera criminal se desarrolle y pueda culminar finalmente en asesinato. Por supuesto, su condena debería ser reformadora, no meramente castigadora.
De igual manera, no debes permitir que otras personas te engañen o que de alguna manera se impongan sobre ti. Eso sería ayudarles a ser deshonestos o egoístas. Protege tus derechos, pero siempre en un espíritu de Amor Divino. 

EL AMOR Y EL MIEDO 

Probablemente conoces ese viejo relato de un extraño que se estableció en un pueblo y le preguntó a su vecino: "¿Cómo es la gente de por aquí?" El vecino, un cuáquero, contestó calladamente con una pregunta; "¿Cómo era la gente de donde viniste?" El recién llegado contestó: "Vengo de ____. La gente allá era muy mala y deshonesta." El cuáquero respondió: "Me temo que a todos ellos los vas a encontrar aquí también." Una tercera persona que alcanzó a oír la conversación, se unió a la misma comentando: "Esto me sorprende, porque yo vengo de ese mismo pueblo, y ése era un grupo de gente muy amable y amigable," Y el viejo cuáquero, volteándose hacia el tercero, dijo: "Tú también los vas a encontrar aquí a todos ellos."
.. Realizar a Dios como Amor es el REMEDIO PARA EL MIEDO —y en verdad el único remedio. Desde hace poco tiempo se han venido publicando muchos libros sobre el tema del miedo, pero al examinarlos he encontrado en casi todos los casos, que se limitan meramente a analizar el miedo, a decir lo malo que es y el daño que hace, y lo importante que es para nosotros deshacernos de él; pero no ofrecen ninguna manera práctica de hacerlo. La verdades que sólo hay un remedio para el miedo y consiste en lograr algún sentido de Amor Divino, pensándolo, analizándolo, demandándolo, y expresándolo en la práctica hacia todos los seres humanos sin excepción.

Si tus oraciones no están siendo contestadas, debe ser porque algo está mal. El universo está gobernado por la ley y no existe tal cosa como una ley quebrantada. El mismo Jesús no quebrantó la Ley del Ser cuando realizó sus milagros; es que no podía ni tampoco hubiera deseado hacerlo. Realizó la ley cuando oró. Cuando tus oraciones no son respondidas, debe ser porque no has realizado las condiciones de la Ley; y 99% de las veces es porque te está faltando un sentido de Amor por todos. Es una Ley Cósmica que el Amor sana, y que el miedo y la condenación dañan y destruyen. Trátense a ustedes mismos con Amor todos los días' y observen sus pensamientos; vigilen su lengua y sus acciones en cuanto a que nada contrario al Amor encuentre allí su expresión.

La Oración Científica consiste en ver a Dios donde los problemas aparentan estar. Cuando una persona parece estarse portando mal, vean la Presencia de Dios en ella. Cuando quiera que una parte del cuerpo esté enferma o dañada, vean la Presencia de Dios allí. Cuando quiera que parezca haber una escasez, vean la Presencia de Dios y demanden el Amor Divino también; y cuando sientan la sensación de Amor Divino, su demostración ya estará hecha y lo que ustedes necesitan vendrá. No es necesario que sea una experiencia excitante, lo cual podría ser algo meramente síquico. Una fuerte convicción de la Verdad con un sentido de Amor Divino es lo que demostrará bajo la circunstancia que sea. Ustedes tienen una fuerte convicción de que dos más dos suman cuatro, de que Chicago queda en Illinois, de que la Estatua de la Libertad queda en New York. No discuten acerca de estas cosas; sencillamente saben que son verdad. Tengan la misma convicción callada y firme en cuanto a sus aseveraciones de la Verdad, y demostrarán. A veces logran una bella sensación de paz en cuanto al problema —la paloma sale volando— pero esto no tiene que pasar para que ustedes hagan su demostración. Como regla general, la obtendrán sin esto. Si una paloma sale volando, cesen de trabajar. 


MANTENER EL SILENCIO 

No hablen acerca de sus oraciones; mantengan sus asuntos espirituales en privado. No le digan a nadie que están orando para tal o cual cosa, o de tal y cual manera. Mantengan en secreto los asuntos de su alma. Cuando logren una demostración, no salgan corriendo inmediatamente a decírselo a todo el mundo. Mantengan el silencio hasta que haya tenido tiempo de cristalizarse —como quien dice. Cuando Jesús curaba gente, les decía: “Ahora ve y no se lo digas a nadie”. 

Ya que Dios es Amor, Dios nunca castiga o amenaza a nadie. La acción de Dios sucede sólo para sanar y confortar e inspirar. Cuanto más nos acercamos a Dios, tanto más felices, pacíficos y sanos somos. De hecho, los problemas y las enfermedades son, en realidad, la manera en que nos hacemos conscientes de que hemos perdido el sentido de Su Presencia. Cuando cometemos errores o actuamos mal, el castigo que atraemos sobre nosotros mismos es la consecuencia natural de la ley que hemos quebrantado, y continuaremos sufriendo hasta que cesemos de quebrantar la ley. Este es un arreglo sensato y misericordioso, ya que no podríamos aprender de ninguna otra forma. Una estufa al rojo vivo te quemará la mano si la tocas. Eso es algo bueno porque si no lo hiciera, quizás algún día, inadvertidamente, pondrías la mano en el fuego y se te quemaría anees de que te dieras cuenta. Dios es Amor, y Dios es el único poder.

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