domingo, 6 de marzo de 2011

LUGARES DE CASTIGO

En el otro mundo hay algunos lugares que son muy desagradables (de nada sirve ignorar este hecho por razones sentimentales solamente), pero la persona promedio no va a ninguno de ellos. En tales lugares se encontrará gente que ha tenido una vida malvada en esta Tierra, cuya mente ha sido dedicada primordialmente al odio, engaño o sensualidad. No estamos hablando aquí del hombre o mujer promedio que pueda haber caído en la equivocación bajo la presión de tentaciones severas sino de gente cuya vida entera ha sido mala a propósito. Estos son los lugares a los que los predicadores ortodoxos se refieren como "el infierno". No son lugares de castigo vengativo y ciertamente no duran para siempre sino hasta que el delincuente haya visto el error de su comportamiento y se haya reformado. Déjenme repetir que nadie "manda" a nadie para ninguno de estos lugares; estos son meramente el ambiente natural de un alma que se ha metido en dicha condición al repetidamente escoger lo inferior prefiriéndolo a lo superior. Igualmente, nadie determina cuando cesará el castigo; el escape de tales condiciones sucede automáticamente tan pronto como el alma ha cambiado lo suficiente.

Puede que alguien se incline a preguntar sí es apropiado hablar de "lugares" en el siguiente plano, ya que tales sitios no son más que la proyección de los propios pensamientos de los sujetos. La respuesta es que eso es lo que son todas las situaciones en este plano también. Lo que llamarnos un país, o una ciudad, o una casa, o una habitación en este mundo no es más que el pensamiento proyectado —nada más—, y sin duda las únicas diferencias fundamentales allá son la ausencia de inercia lo que hace que las cosas pasen instantáneamente, y la existencia de la dimensión adicional. 

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