domingo, 27 de febrero de 2011

SEXTO ASPECTO: ESPÍRITU

El Sexto Principal Aspecto de Dios es ESPÍRITU, pero ¿qué significa eso? Bueno, Espíritu es aquello que no puede ser destruido, dañado, herido ni degradado o ensuciado en forma alguna. El Espíritu no puede deteriorarse. No puede envejecerse o cansarse. No puede conocer el pecado, o la condenación, o el resentimiento, o la decepción. Es lo opuesto a la materia. La materia se está deteriorando siempre. La ropa que te pones no deja de gastarse. El edificio en que estás sentado se está envejeciendo, y tu propio cuerpo en sí está decayendo —y algún día todas estas cosas serán polvo. Claro que para que estas cosas pasen transcurrirá bastante tiempo según nuestras ideas, pero de que pasará, ¡pasará! Hubo un tiempo en que grandes ciudades plétoras de edificios imponentes y espléndidos monumentos florecían en África y Asia, ciudades de las que hasta sus huellas han desaparecido, ya que se han unificado (vuelto uno) con las arenas del desierto. Esto es inevitable porque la materia siempre se está gastando. “Sé como una flor y sé cortado, y huye como la sombra y no permanezcas.” 

Esto en realidad es algo espléndido porque quiere decir que el mundo está siendo renovado constantemente. Es algo espléndido que las cosas viejas desaparezcan a fin de que cosas más nuevas, más limpias y mejores puedan ocupar sus puestos. Si la ropa no se gastara, mucha gente continuaría vistiéndose con ella durante muchos años hasta que se saturara de polvo, en vez de lo cual conseguimos ropa nueva a intervalos frecuentes. Si los automóviles no se deterioraran, todavía estaríamos usando los modelos primitivos de hace treinta años. Nunca deberíamos tratar de apegarnos mentalmente a objetos materiales sino que deberíamos estar siempre listos a renovarlos y mejorarlos. El capítulo de Job citado arriba es una expresión de la limitada perspectiva humana de estas cuestiones, la actitud mental que era la verdadera causa de los problemas de Job.
La materia se gasta, pero el Espíritu no porque Espíritu es sustancia. Herbert Spencer define "sustancia" como aquello que no está sujeto a la discordia o degeneración. El Diccionario Webster dice que Espíritu es “aquello que subyace a toda manifestación externa... la real o inmutable esencia o naturaleza... aquello en que están inherentes las cualidades...aquello que constituye todo lo que es.” Todo esto sólo puede aplicarse a cosas espirituales.

Ustedes son Espíritu. Su cuerpo es espiritual, pero ustedes son Espíritu. El Espíritu no puede morir y nunca nació. Tu verdadero ser nunca nació y nunca habrá de morir. Eres Espíritu Divino, eterno, inmutable en tu verdadera naturaleza. Todo el universo es una creación espiritual pero la vemos de una manera limitada, y esa manera limitada es lo que conocemos como "materia". A veces han visto una ventana hecha con vidrio ondulado y saben que si ven a la calle a través de dicha ventana todo lucirá distorsionado. Los transeúntes y los automóviles lucirán torcidos y distorsionados de una manera fea y absurda. Sin embargo, ustedes saben que tales cosas en realidad están bien de por sí, y que la distorsión es producto de que las están viendo de la manera incorrecta. Es así como el daño, la descomposición, el pecado, la enfermedad, la muerte y todo aquello que denominamos "materia" es producto de nuestro falso ver. Nuestra falsa visión causa que nos conozcamos a nosotros mismos sólo desde un aparente nacimiento a una aparente muerte; pero esto también es ilusión. Esta visión distorsionada del Espíritu es, en realidad, lo que conocemos como "materia". La Biblia se refiere a esta distorsión como la mente carnal. Eucken dice: “La realidad es un mundo espiritual independiente e incondicionado por el aparente mundo de los sentidos” —y esto es sustancia.

La materia es irreal en el sentido filosófico. Por supuesto que no es una alucinación, pero no es la cosa externa y separada que aparenta ser. La vida es un estado de conciencia y el mundo que vemos a nuestro alrededor es parte de nuestra conciencia. Estamos conscientes de ciertos objetos y de ciertas ocurrencias pero tales son experiencias mentales a las que —sin saberlo— le damos una existencia objetiva.
Los objetos materiales a menudo parecen ser bellos. La belleza de la naturaleza y la belleza del arte le son familiares a todos pero cal belleza es, en realidad, el Espíritu o la Verdad brillando a través de la materia, y no debido a ella. Cuanto más delgado sea el velo de la materia, tanto mayor belleza habremos de ver. En un bello paisaje el velo de la materia (la limitación de nuestro pensamiento) es comparativamente delgada mientras que en un feo arrabal dicho velo es bastante grueso; pero esa es la única diferencia. Toda belleza, todo bien, todo gozo no son más que la Presencia de Dios aprehendida a través del velo de la materia.

El momento para realizar el Aspecto de Dios como Espíritu es cuando algo parece estar dañado, sucio o deteriorándose. Sí puedes realizar la presencia de Espíritu donde el problema parece estar, la condición malsana comenzará a mejorar; y si tu realización es lo suficientemente clara, la condición será sanada completamente.
Cuando Jesús vio al hombre con la mano tullida, realizó que en Verdad dicha mano era espiritual —y la mano se sanó. Cuando la gente dijo que Lázaro estaba muerto, Jesús realizó que el hombre verdadero es Espíritu y no muere —y Lázaro salió caminando, vivo.

Cuando realizas que cualquier cosa que veas no es materia realmente sino una idea espiritual vista en forma limitada, esa "cosa" cambiará para mejor. No importa que sea una cosa viviente (como lo sería una parte de tu cuerpo, un animal o una planta) o si es lo que llamamos un objeto inanimado, la ley es la misma. Los llamados "objetos inanimados" son en realidad ideas espirituales. Una mesa, una silla, tu reloj, tus zapatos, tu casa, el Puente George Washington, son todos ideas espirituales vistas en la limitada (nublada) manera que llamamos "materia". Ustedes no son una idea espiritual, son una individualización de Dios; pero las cosas sí son ¡deas espirituales, sean grandes o pequeñas. Un anima] es una maravillosa agrupación de las ideas de Dios en las que la Inteligencia es un componente principal pero no es una individualización. Si encuentras que el último par de páginas son difíciles de seguir, ignóralas por mientras y estudia el resto de este capítulo. Tarde o temprano verás estas cosas claramente por tu propia cuenta. No teorices mucho acerca de esta cuestión; antes bien, realiza algunos experimentos prácticos. Cuando algo te está dando problemas, afirma y trata de realizar aquello que en realidad es una idea espiritual —y observa lo que pasa. Si un automóvil o cualquier otra clase de mecanismo te está dando problemas, trata de hacerle un tratamiento. Sé que esto le sonará absurdo a personas que no están familiarizadas con la Ley Espiritual, por lo que les digo: No sean tercos y trátenlo. 



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