Allí donde hay un fuerte sentimiento de duelo, o donde los sobrevivientes quedan en circunstancias trágicas, el difunto sufrirá agudamente. De hecho, los llamados "muertos" son muy sensibles a nuestros pensamientos por un tiempo considerable después que han pasado al otro lado, y por esta razón se ha de desaprobar las muestras excesivas de pesar. Esto los entristece (a los difuntos) y les impide enfocar su atención (como debería ser) en la nueva vida que están comenzando. Por supuesto, se ve como algo "muy duro decirle a la gente que no se apesadumbre cuando desencarna alguien a quien quiere mucho; pero el hecho es que el excesivo pesar es perjudicial para ambos. Recuerden que si hay un vínculo de amor, con toda seguridad se volverán a encontrar; y que nada que es bueno, o bello, o verdadero, se puede perder jamás. En este plano a menudo vemos que nuestros amigos o seres queridos se marchan a vivir a países lejanos, a sabiendas que no los volveremos a ver duran te mucho tiempo. Y la muerte, en verdad, no es más que esto. ... Me gustaría aquí fijar en la mente de aquellos que tienen la responsabilidad de ayudar a otros —esposos o padres de familia, por ejemplo— el deber de tomar las medidas razonables que puedan para aquellos que puedan quedar a tras sin .recursos en caso de su muerte inesperada. Se evitará una gran cantidad de remordimiento y auto-reproche en el otro lado si pueden sentir que al menos hicieron lo que tenían a su alcance para minimizar la carga de aquellos que eran sus dependientes.
En este punto es conveniente explicar que cuando una persona está desencarnando, a veces el cuerpo experimenta violentos espasmos y contorsiones, y puede que se emitan inquietantes quejidos. Sin embargo, esto no debe ser causa de desasosiego porque tales acciones son puramente reflejas. El paciente está totalmente inconsciente de ellas y se está despegando suave y cómodamente
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