A menudo la gente pregunta qué debería hacer a fin de prepararse para el otro mundo. La mejor manera de prepararse para el futuro es vivir correctamente hoy. Lleva una vida limpia y honesta, encarnando en tu conducta lo más alto que conozcas en el momento. Se tan útil a otros como te sea posible. Haz todo lo que puedas para ayudar a otra gente en todas las formas que estén a tu alcance. Todo el mundo tiene alguna oportunidad de servir -ya sea en lo físico, en lo mental o en lo espiritual— y estas oportunidades tienen que usarse. Si parece que tú no tienes oportunidades, ponte a trabajar y fabrica algunas.
Aprende la Verdad del Ser. Aprende tanto como puedas acerca de la naturaleza de Dios —la única cosa que en verdad vale la pena saber— y aprende lo que el hombre es, y lo que la vida significa en realidad.
Este mundo es una escuela, eso y nada más; y aparte de que aprendas tu lección, nada más Importa realmente. Nada importa si eres rico o pobre, culto o sencillo, un rey o un pordiosero. Estos tan sólo son papeles que los hombres actúan en el teatro de la vida. Lo que importa es cómo se actúa el papel. Las dos lecciones supremas determinadas para esta escuela son la lección de la Omnipresencia de Dios y la lección del poder del pensamiento. Toda, cosa negativa o difícil que entra a tu vida señalará tu Inhabilidad para realizar la Presencia de Dios en ese punto y, por ende, no es más que la señal para dar otro paso. Da ese paso con entendimiento espiritual y nunca más en toda la eternidad tendrás que volver a repetir esa tarea en particular.
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