Tu problema actual es tu gran oportunidad. Tu propia mente —"el lugar secreto" como lo llamara Jesús-—es la cámara del consejo donde se hacen los arreglos y se toman las decisiones para toda tu vida. Igualmente es el salón de diseño donde se conforman los planes de tu destino. Tu vida es tu laboratorio. El mundo es tu taller.
La única razón de que estés aquí es para que te puedas desarrollar espiritualmente; y la única manera de hacer eso es hacerle frente a los múltiples desafíos que te presenta la vida práctica, y superarlos. No te desarrollas espiritualmente si te escapas de la vida y te refugias en una cueva de ermitaño o en algún retiro protegido artificialmente, por más buenas que puedan ser tus intenciones. Tampoco creces en estatura espiritual si logras anotar a punta de fuerza de voluntad, fuerza bruta o engaño astuto.
Creces en gracia y entendimiento cuando resuelves tus problemas diarios a medida que se van presentando, mediante la Práctica de la Presencia de Dios, mediante un trato honesto y sincero en todo momento, y mediante el cultivo de un verdadero sentido de humor —que siempre nos acerca más a Dios.
El meollo de la cuestión es que hay que afrontar la vida y dominarla. Las condiciones externas y las apariencias sencillamente no tienen importancia de por sí, salvo como fuente de material para crecer. La Ley estipula que cualquier dificultad que te pueda venir cuando sea —prescindiendo de lo que pueda ser— tiene que ser exactamente lo que más necesitas en ese momento para permitirte dar el próximo paso hacia adelante al superarla. No es necesario que hayan males sin razón. El único infortunio verdadero, la única tragedia de verdad se da cuando su frimos sin aprender la lección.
Sin duda, todo el mundo en algún momento ha sentido el deseo de "alejarse de todo" en busca de silencio y paz, se ha sentido identificado con el poeta cuando dice: "Para mí el sonido de las campanas vespertinas en templos antiguos." Pero así no es la cosa. Tú no vives en un "templo antiguo", ni tampoco podrías ir a vivir a alguno ahora, aún si fuera lo apropiado. Tales pensamientos no son más que sueños sentimentales. La verdadera paz no viene de las condiciones externas, sino de lo interno. Se puede estar muerto de miedo o lleno de odio en la montaña más remota, y puedes gozar de la Presencia de Dios en medio de Times Square.
¡Despierta! Realiza a Dios, y permítele darte la felicidad perfecta y la libertad aquí y ahora.
«No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.» Juan 17:15
Estas Paginas, me han gustado mucho, por los Buenos Consejos que dan. Si os fijais, se puede aprender, sobre Toda Cosa Viviente. Amen
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