No hay razón alguna para temerle a la muerte. El mismo Dios que está de este lado de la tumba está del otro lado también, y la Biblia nos dice que Dios es Amor y sabemos que El también es Inteligencia Ilimitada y Poder Infinito. Cierto es que la mayoría de las personas le temen a la muerte en mayor o menor grado pero este temor es, en parte, ese miedo normal a lo desconocido que tiende a afectarnos a todos —el miedo, como quien dice, de caminar en la oscuridad—y, en parte, el resultado de las falsas enseñanzas sobre el tema que la mayoría de las personas reciben en su juventud. Fue con la esperanza de disciplinar y atemorizar a la gente para que se portara bien que, a través de las edades, se le enseñó a tenerle terror a la muerte.
Esta, por supuesto, es una política errada porque el bien nunca emana del mal y, en particular, el miedo no es para nada constructivo. Sin embargo, por doquier y en todos los tiempos al hombre se le ha enseñado a temerle a la muerte con la esperanza de que, bajo la sombra de dicho temor, se porte bien en la vida. Ha llegado el momento, no obstante, en que las masas ya no creen en estas amenazas y están preparadas para escuchar la verdad
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